El Reiki es una terapia complementaria que permite, a través de la energía de las manos, producir sanación, se usa principalmente para eliminar bloqueos energéticos y equilibrar el Ki, es decir, la fuerza vital del paciente. Tiene su origen en Japón y hoy se practica en todos los rincones del mundo.
Con esta terapia se busca tratar tanto la parte física como emocional para curar la enfermedad de raíz, ya que la energía Reiki viaja a las partes del cuerpo donde el paciente lo necesita. Una sesión puede durar de 30 a 45 minutos aproximadamente.
Las personas que han usado este tipo de tratamientos dicen experimentar calor o frío y hormigueo o cosquilleo sobre algunas partes del cuerpo, por eso se cree que los gatos podrían tener la misma sensación durante la terapia además de presentar mejores resultados que en las personas al canalizadores y purificadores de la energía.
Ana Rocío Astorquiza es maestra y terapeuta de Reiki hace 18 años y hoy nos cuenta cómo aplicó sus conocimientos para trabajar sus terapias también con gatos, haciendo sanación para humanos con gatos y para gatos con humanos.