El SIDA felino o inmunodeficiencia felino es una enfermedad transmitida por un virus de la familia de los Retroviridae, se contagia de madre a fetos y de gato a gato a través del contacto de la sangre por mordeduras o lamidos en heridas. Según la explicación de Ricardo Loaiza médico veterinario.
La enfermedad en los gatos se desarrolla de una manera muy parecida a la Inmunodeficiencia Adquirida o SIDA en las personas. “Como en los humanos el SIDA en los gatos debilita el sistema inmunológico permitiendo que cualquier enfermedad, virus o bacterias ataque el organismo de la mascota”. Asegura el doctor Loaiza.
Cabe recordar que para el SIDA aún no existe una vacuna preventiva ni un tratamiento que lo cure por completo, pero al preguntarle a Ricardo Loaiza sobre la gravedad de la enfermedad le comentó a Mirringo que: “A diferencia de otras enfermedades incurables como la leucemia, los gatos con SIDA tienen un buen pronóstico de vida, ya que con algunos cuidados pueden tener una vida normal y corriente, no hace falta brindarles un alimento especial cuando son asintomáticos, basta con darles un concentrado completo y balanceado como Mirringo y hacer toda la actividad física que deseen”.
Otro punto menos amable pero igual de importante, es el problema de salud pública que representa el SIDA en los gatos sin hogar. El doctor Loaiza nos recuerda una triste realidad que va en aumento en la mayoría de las regiones del país y es la práctica de abandonar a los gatos que resultan positivos. “El problema radica en que son gatos que pueden transportar el virus y esparcirlo con facilidad a otros gatos, ya que en las calles deben pelear para comer, defenderse y aparearse y en muchas de estas riñas resultan lesionados; por otro lado, las gatas al no estar castradas pueden tener muchos gatitos, camada tras camada afectándolos a ellos también, así que la cadena de contagio es bastante amplia y difícil de parar”.
Como lo mencionó anteriormente el médico Ricardo Loaiza, por lo general, los gatos positivos para SIDA tienen vidas normales, salvo que hay que vigilarlos un poco más para cuidar que no presenten inapetencia, vómitos, diarreas, problemas dentales, alteraciones oculares, neurológicas o respiratorias. Estos son los síntomas más comunes que presentan los gatos con esta condición; sin embargo, los síntomas pueden ser muy variados debido a que pueden ser propios del virus, como pueden ser producto de infecciones oportunistas que aprovechan las defensas bajas del gato para atacar.
“Lo que se le debe recomendar a un cuidador de un gato con SIDA es estar atento a cualquier cambio en su comportamiento, evitar que salga a la calle, esterilizarlo y evitar tener otros gatos a menos que también sean positivos, para evitar nuevos contagios. Si el gato está sano solo hará falta estar pendiente de sus vacunas anuales y desparasitarlo cada 3 o 4 meses, como se haría con un gato normal. En conclusión, son gatos que merecen mucho amor y pueden ser grandes compañeros”. Asegura Ricardo Loaiza.
Nino comenzó su vida en las calles de la ciudad, pero corrió con la suerte de ser rescatado por una fundación y con los primeros cuidados veterinarios se dieron cuenta que tenía una condición especial, ya que resultó ser positivo para SIDA. A pesar de ser un gato generalmente saludable fue rechazado por los adoptantes durante 2 años. Hasta que Yenifer y su madre llegaron a la fundación buscando un compañero peludo y conocieron a Nino, un gato dorado como el sol, consentido y panzón, que las enamoró desde el primer momento.
Yenifer asegura que antes de llevarlo a casa se informó sobre este virus, conoció todos los síntomas y se preparó para que su recién llegado tuviera una vida tranquila. Nos cuenta además que “Nino es un gato asintomático y solo ha sufrido algunas infecciones respiratorias que podría sufrir cualquier gato, no solo los que son positivos, además de esto no ha tenido más problemas. Estoy muy pendiente de que no salga solo a la calle, no solo para que no se pierda, sino para que no vaya a contagiar a otro gato y anualmente sin falta, lo llevamos a realizar un examen general y a ponerle sus vacunas, porque son animales con defensas muy bajas y estas le ayudan protegerlo. Realmente es como tener un gato común y corriente, le gusta jugar, ser mimado, pero solo cuando él quiere y tener su espacio.
El SIDA felino no es el fin de la vida de un gato, como se mencionó a lo largo del texto es una condición especial que puede ser tratada, permitiéndole a la mascota una vida feliz y tranquila, solo hace falta voluntad y amor.
Fuentes
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